Injertos de piel

INJERTOS DE PIEL

El injerto cutáneo es un fragmento de piel separado por completo de cualquier conexión vascular y nerviosa que para sobrevivir, debe desarrollar su propia red vascular a partir del lecho en el que se coloca. 

En cirugía dermatológica, los injertos se utilizan para cubrir pérdidas de sustancia creadas tras la resección de tumores cutáneos, en la mayoría de los casos malignos, para conseguir una cicatrización más rápida en caso de úlceras cutáneas o de otras pérdidas de sustancia.

La clasificación de los injertos cutáneos se basa en su grosor: los injertos de grosor variable engloban la epidermis y una parte variable de la dermis, mientras que los injertos de piel total están compuestos por la epidermis y todo el grosor de la dermis. La situación clínica determina el tipo de injerto utilizado.

Un conocimiento adecuado de la biología del prendimiento y de los factores que pueden ser perjudiciales para él, una elección sensata del sitio donante, así como una técnica y unos cuidados postoperatorios meticulosos contribuyen a lograr que el injerto cutáneo sea una técnica eficaz.